domingo, 22 de julio de 2012

Francisco Marroquín

fue el primer obispo de Guatemala. Nació en el Valle de Toranzo, Santander. Después de haberse graduado en Filosofía y Teología, conoció al adelantado Pedro de Alvarado con quien viajó a América en 1530.
Marroquín y Alvarado viajaron a la Ciudad de México y casi de inmediato se trasladaron a Guatemala. Al llegar a esa jurisdicción el adelantado destituyó al cura Juan Godínez y nombró en su lugar a Marroquín. El obispo de México reconfirmó el nombramiento y lo designó como provisor y vicario general de la zona. Marroquín fundó una escuela de primeras letras para los hijos de los españoles. En 1533 el rey de España lo postuló para el obispado de Guatemala, cargo que habían rechazado el dominico Domingo de Betanzos y el franciscano Francisco Jiménez. Las bulas correspondientes fueron emitidas el 18 de diciembre de 1534.
 Marroquín no tenía frailes en Guatemala y pidió apoyo a los dominicos que se encontraban en Nicaragua. Fray Luis de Cáncer, Pedro de Angulo y Bartolomé de las Casas asitieron en su ayuda. Las Casas y Marroquín entablaron una gran amistad, el primero vio la oportunidad de poner en práctica su deseo de evangelizar la provincia de Tezulutlán y la Selva Lacandona por el método de la reducción de indios sin la intervención de las armas de los conquistadores españoles.
En la noche del 10 al 11 de septiembre de 1541, un terremoto destruyó la ciudad de Santiago de Guatemala, durante el icidente muchas personas perecieron entre ellas la esposa del adelantado Beatriz de la Cueva, quién había enviudado apenas cuatro meses antes cuando Alvarado murió inesperadamente durante la Guerra del Mixtón en Jalisco. Marroquín había sido designado albacea y procuró todo lo necesario para los huérfanos. Debido al percance los asentamientos de la ciudad fueron trasladados. La mayoría de historiadores coinciden en que lo que destruyò la ciudad de Santiago de Guatemala, en el valle de Almolonga, fue un alud de lodo que descendió del volcán de Agua a causa de las incesantes lluvias que ocurrieron en esos días. Esto fue lo que destruyó la ciudad donde murió Beatriz de la Cueva.

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